Empezar a practicar ejercicio es algo así como casarse: muy fácil al principio por la novedad, pero difícil de sostener a medida que pasa el tiempo. Usted que está comprometido con un programa de ejercicio, sea completamente honrado en sus respuestas a las siguientes preguntas:
• ¿Le molesta levantarse temprano para ponerlo en práctica?
• ¿Tiene miedo de llegar a su casa en la noche para hacerlo?
• ¿Le causa dolor?
• ¿Hace trampas?
Si es así, necesita un consejo, pues como lo señalamos en el capítulo anterior, es importante que usted y el ejercicio se mantengan unidos para siempre. De hecho, es como un seguro de vida en el sentido de que se vuelve más importante cuanto más se aproxima a la vejez.
Por eso, dé un vistazo a las siguientes seis categorías que describen tipos de relación con el ejercicio y sea sincero para verificar cuál le corresponde. Cinco de estas categorías provocan su propio conjunto especial de problemas: sin embargo, puede haber soluciones. Con un poco de esfuerzo, no hay razón para que no pueda mejorar considerablemente su relación con el ejercicio. . . quizás incluso hasta el punto de estar unidos hasta que la muerte los separe.
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